martes, 25 de enero de 2011

Pensando en los demás

Los dos grandes mandamientos son:
 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.




 Este es el principal mandamiento.  Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.


¿De dónde nace el amor al prójimo? Nace del corazón de Dios. El es quien lo da, porque él es amor eterno.
¿Cómo se demuestra el amor al prójimo?
¿Dándole qué y cuáles cosas?

No podremos amar al prójimo como Dios manda y quiere, hasta que no entendamos el amor  que Dios nos dispensó a nosotros a través de su a su hijo muerto en la cruenta cruz. 


Nunca habrá un amor mayor como este. El ser humano nunca lo podrá experimentar ni igualar ese nivel de amor sacrificial. Gloria a Dios por su inmenso amor.
Nuestro problema es que le demostramos más fácil el amor a Dios a quien no vemos que a nuestro prójimo a quien vemos muchas y lo ignoramos.Razones: La complejidad del ser humano y los tabúes con los cuales vivimos y crecemos...
Dios es más tolerante con nosotros cuando fallamos, que nuestro prójimo mismo, quien muchas veces nos acusa y actúa en consecuencia con nuestro malo preceder de ahí el dicho: Sí Dios fuera como nosotros...y nos maltratara como nosotros muchas veces maltratamos a los demás.

Oración: Enseñanos Señor a manifestar  y a vivir el  verdadero amor por el prójimo y enseñanos a amarnos unos a otros sin reservas así como tú nos ama. Amén.

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