LA MAJESTUOSIDAD DEL MONTE EVEREST.
La plenitud en el querer en la vida del hombre no tiene límites. El hombre no se sacia con nada de lo que hay en este mundo: Cuando se habla de comer no puede saciar su estómago porque el hambre no se le quita por más de cuatro horas... Cuando se trata de ambicionar , la avaricia no tiene fin en el corazón humano y lo quiere todo. Cuando se trata de buscar y acaparar es difícil encontrar el fondo.
¿Qué es lo que realmente llena el corazón del hombre?
¿El dinero? ¿las posesiones? ¿el placer? ¿el sexo?
Nada. Fuera de Dios nada llena el corazón humano. Al hombre sin Dios le hace falta de todo...
Hay un vacío en el engañoso corazón humano, que solo Dios puede llenar y que ninguna otra cosa lo puede hacer...
En este mundo el hombre necesita de todo. Pero lamentablemente el hombre anda detrás de lo que no sacia. Lo único que sacia el corazón humano no es lo material y el hombre le gusta lo material, por eso andan muchos desdichados e insatisfechos por que no se han saciado de lo que realmente sacia al hombre:
LA GRACIA DE DIOS...
SOLAMENTE LA GRACIA DE DIOS... ES LA QUE PUEDE SACIAR EL INSACIABLE CORAZÓN DEL HOMBRE.
Por esa razón el Señor conociendo la necesidad que tiene el hombre en su corazón, el Dios de los espiritual le dice: Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos. Prov. 23:26
Para vernos en la cima de la gracia de Dios y saciar nuestros sedientos corazones tenemos que seguir el consejo de Dios, quien nos recomienda en su Palabra: no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18
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