viernes, 20 de agosto de 2010




LA SENTENCIA DE DIOS

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque
todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (Primera Epístola de de Juan 2:15-17)

En este mundo estamos de pasada. Si tú eres de los que piensan que se van a quedar en èl amontonando casas, fortunas y teneres, te aconsejo que desistas de esa actitud y rindete a Cristo en espíritu, alma y cuerpo. Sè por la fe en Cristo, una nueva criatura... con una ciudadanía celestial. Rompe de una vez el cordón umbilical que te une a este mundo de vanidad, engaño y falsedad, porque recuerda lo que dijo el maestro: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.


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