domingo, 17 de abril de 2011

Restaurando el débil en la fe...

Sin lugar a dudas que a todos se nos ha caído el jabón mientras nos hemos estado bañando alguna vez y nos enfadamos o sentimos mal con esa situación. Pero luego nos dimos cuenta que a pesar del enojo, se nos  volvió a caer  el jabón de nuevo... Y Dígame usted: ¿ a quien culpar? ¿Le ha pasado a usted alguna vez? Claro que sí. Si nunca se le ha caído el jabón mientras se duchaba...usted se ha bañado pocas veces...   ¿Quién podrá entender sus propios errores?

Líbrame de los que me son ocultos.
(Salmo 19:12)


Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:19-20)

Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. 
Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. 
La vida cristina junto con la práctica que conlleva se nos irá a los que creemos en Cristo, en restaurar a otros y restaurarnos a nosotros  mismos constantemente delante de Dios. Nos caeremos y nos levantaremos, hasta que estemos  sobre esta tierra. (Salmo 37:25)
Lo difícil es saber levantarse en el momento oportuno con las fuerzas del Espíritu Santo. ya que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece.
Mi hermano si usted va a corregir  a alguien que está en el suelo, pídale a Dios que le dé sabiduría para saber cómo restaurar al caído. No lo mire mal ni se enfade por su error, aunque usted no esté en la misma condición del que yace en el suelo, recuerde que también necesita de la gracia de Dios para seguir adelante... Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
2. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Gálatas 6:1-2



El que esté libre de pecados sea el primero en lanzar la primera piedra...

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