Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6
Hoy más que nunca necesitamos la fe salvadora que viene de lo alto...La fe que nace de Dios y de la cual él se agrada.
Una fe que no muera ante las presiones de la vida. Una fe que no se rinda ante las circunstancia y la incertidumbre de lo desconocido. Necesitamos una fe que nos saque de la mediocridad con la cual muchas veces andamos y vivimos como hijos de Dios. Necesitamos urgentemente tener una fe que actúe en beneficio de todo aquel que la posee. Esa fe solo es posible si nace desde el mismo corazón de Dios, en la persona de su hijo y a través de su Santo Espíritu, para que de una forma poderosa se rompan las cadenas de impiedad que a lo peor nos puedan atar y no nos damos cuenta.
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