La vida cristiana es una carrera de resistencia más que de velocidad. Se necesitan fuerzas físicas y espirituales extras para poder vencer. Es una carrera dura que requiere mucho entrenamiento y resistencia de voluntad.
Hay muchas trampas y obstáculos a lo largo de toda la carrera.
El apóstol Pablo nos exhorta a no hacer caso de ninguna de las distracciones de las que el enemigo va a poner en el camino para hacernos desviar la mirada del Santo objetivo que es nuestra meta final en donde, según Pablo seremos coronados sí corremos legítimamente la carrera de la fe que tenemos por delante. Dios nos ampare en todo tiempo con su gracia, misericordia y poder.
Dice Pablo: Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi CARRERA con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
HECHOS 20:24
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.2 Timoteo 4:8
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, Hebreos12:1
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